Al poner el punto y final se cerró la puerta de las ilusiones compartidas. Pero ahora se abre otra ante mis ojos que me conduce al camino del autoconocimiento y la reflexión. Detrás de esta nueva puerta pintada de verde esperanza se esconden algunos fantasmas, un montón de recuerdos y un torrente de sentimientos, que en ocasiones se vuelven incontrolables. Debo canalizarlos y reconducirlos hasta conseguir un recuerdo calmado y sereno de lo que un día fue.
Todo lo que ya no compartimos desde que nos dijimos adiós, unas veces me atormenta y otras me alivia, pero siempre me apena.
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